4.- Curiosidades del olivo.
1.- El olivo es una de las primeras plantas cultivadas por el hombre.
El cultivo del olivo es uno de los más antiguos junto con el cereal y la vid, algunos historiadores lo datan entre 4000 ac y 3000 ac. y es el ingrediente principal de la dieta mediterránea, además desde la antigüedad se le han asignado uso en la cosmética, la medicina y la iluminación. El olivo fue uno de los cultivos que los españoles introdujeron en América.
2.- Para extraer un litro de aceite hacen falta de cuatro a seis kilos. de aceitunas dependiendo de la variedad.
Mientras más grande sea el hueso menos rendimiento tiene la aceituna .Existen muchas variedades dependiendo del uso que le demos a la aceituna, y cada una aporta al aceite un sabor y color característico.
3.-El único aceite de oliva puro es el jugo de la aceituna prensada mecánicamente en frió.
Casi todos los aceites que compramos en las grandes superficies están elaborados utilizando procesos químicos. Las almazaras de los pueblos Extremeños suelen ser cooperativas en la que los socios son los propios olivareros. El aceite de almazara es el más puro, pues se prensa en frío y no se emplea ningún proceso industrial, saliendo de ellas el auténtico zumo de la aceituna.
4.- El olivo (contrariamente a lo que se piensa) ni es un árbol ni lo introdujeron los fenicios.
El olivo es en realidad un acebuche; arbusto muy extendido en España principalmente por el mediterráneo, cuyo fruto era muy poco carnoso y con mucho hueso. Realmente lo que introdujeron los fenicios fueron las técnicas para cultivarlo y hacerlo más productivo.
Ellos nos enseñaron a injertar los acebuches , con variedades mejoradas por otros pueblos mediterráneos, y a darle forma de árbol eliminando los brotes de la base, para que produzcan aceitunas más gordas y con más carne.
Si dejas de eliminar estos brotes sistemáticamente, el olivo vuelve a su estado original de arbusto en un periodo corto de tiempo y sus aceitunas vuelven a ser pequeñas y huesudas.
En Extremadura lo más habitual, aunque no lo único, es el olivar de sierra en cuyo suelo, con más de un 20% de pendiente, no es posible ni siquiera mecanizar la labor de recolección (la de mayor coste para el agricultor). Muchos de los olivos de estos olivares son centenarios e incluso milenarios. Su productividad es muy dudosa y funcionan como los huertos dedicándose para el consumo propio.
Plantando en terreno más fértil y favorable una mayor densidad de plantas y con regadío, se consigue, una rentabilidad por hectárea hasta 10 veces mayor frente al cultivo tradicional.