Siempre dando tu opinión,
hacer juicios es tu fuerte.
Te crees que lo sabes todo
la razón te pertenece.
Tu opinión es tan coherente,
todo esta tan bien hilado…
Es difícil no creerte,
lo pones muy complicado.
Me lograste convencer
de que tú me convenias,
y que, confiando en ti
nada malo ocurriría.
El tiempo me ha demostrado
que todo marcha mejor
cuando escucho lo que dices
sin darle ningún valor.
Tu opinión tiene sentido
desde el punto en que lo ves.
Te comprendo, me lo explico,
solo es miedo, ahora lo sé.
Miedo a desaparecer,
a que deje de creerte,
a que se caiga mi venda
y no seas mi referente.
Y mientras más miedo tienes
tu charla es más persistente.
No paras un solo segundo
ante el peligro evidente.
Ahora ya sé lo que eres,
entiendo de que va el juego,
y que me pongas a prueba
es parte de este proceso.
Solo tengo que negarte,
no una sino mil veces,
hasta que no oiga tu voz
y tu opinión ya no cuente.
Y quiero negarte mucho,
las veces que necesite,
y que de tanto negarte,
mi sonrisa tú suscites.