Las prisas del caracol

Paseaba por un prado

un caracol despistado

que se encontró de repente

con algo poco corriente.

-No tiene alas ni pies

le daré la vuelta a ver qué es

es bonito, cómo brilla

me lo cargo en mi casilla.

Fue ponerse el artefacto

y le ocurrió ipso facto

de repente y sin razón

muchísima prisa le entró

tic tac tic tac

-Voy a hacer el equipaje

que me tengo que ir de viaje

tic, tac, tic, tac

voy al cine, luego a misa

déjame que tengo prisa

voy a clases de claqué

luego a yoga y luego a ingles

tic tac tic tac

Pasó por allí un ciempiés

y tuvo que saltar a un lado

por no ser atropellado.

-Alto, alto, párate

¿Es que acaso no me ves?

-Hoy no puedo

que no llego

voy deprisa

tengo prisa

tic tac tic tac

-¡Qué locura!

¿tendrás cura?

Se cruzó con un lagarto.

-Siéntate a tomar el sol.

-Voy muy tarde ¿Qué horas son?

-¿Hora? Es ahora. Ahora es

¿para qué lo quieres saber?

-Para ver si llego bien

hoy estoy muy ocupado

tengo todo programado

tengo que ir a otro lado

tic tac tic tac

adiós, adiós que tengo mucha prisa.

-Abrígate que corre brisa.

Subiendo una cuestecita

se encontró una mariquita.

-Descansa conmigo un poco.

-Ahora no puedo, voy loco

tengo que freír un coco

y luego me voy de excursión

y a correr un maratón

tic tac tic tac

me voy corriendo para adelante

ya descansaré en otro instante.

Volando entre las rosas

se hallaba una mariposa.

-Hola amigo párate

¿quieres que tomemos té?

-Otro día, ahora no

mañana me viene mejor.

-Entra en casa

¿Qué te pasa?

-Yo no puedo estar aquí

yo necesito salir

ahora vengo, ahora voy

¡ya no sé ni dónde estoy!

RINGGGGG

tengo que correr, correr

mira que ya son las tres

Tic tac tic tac

y corriendo como un loco

se tropezó con un topo

y en la fuerte colisión

el artefacto voló

y en el fondo de un lago cayó

-¿Cómo estás? ¿te encuentras bien?

Preguntaron la mariposa y el ciempiés

-¿Qué te duele? ¿Cómo estás?

Preguntaron la mariquita y el lagarto al llegar

El caracol aliviado

por el peso descargado

estiro los cuernos y dijo

muy alto y con regocijo

-¡Qué silencio! ¡Vaya paz!

por fin se acabó el trajín

¡que alegría estar aquí!

nada tiene que ocurrir.

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