
Fulanilla era una ola que se creía muy sola
-¡Qué pena me doy!
¡Qué sola que estoy!
¡Qué miedo me da!
¿Qué me va a pasar?
Fulanilla sufría cada día.
Se enfadaba, por todo protestaba
y con otras olas se comparaba.
-¡Esto no es nada justo
yo nunca estoy a gusto!
Se lamentaba estirando su cresta
para que estuviera tiesa.
-¡Cuánta gente hay por aquí!
tengo que sobresalir si no me quiero morir.
¡Qué miedo me da! ¿Qué me va a pasar?
Y después de mucho tiempo
de vivir ese tormento,
de empinarse y de sufrir,
un día creyó morir
cerro los ojos y dijo:
-No puedo más, me rindo.
y se dejo caer al mar como un pingo.
Ya no me quedan ni dientes
¡que me lleve la corriente!
y estando de esta manera,
se lleno de paz entera
abrió los ojos y dijo:
-¡Soy el mar!
Pero, ¡qué boba!
pensé que solo era una ola
¡Qué alegría!
¡No soy lo que yo creía!
Las olas bailaban en su superficie
como si todo les importara unas narices:
Todas bailan al compás.
¡Míralas como se dejan llevar!
Y feliz con su descubrimiento
siguió su camino hacia la orilla con gran contento
sintiendo ser el mar en cada momento.
Y así acabo la pesadilla
de una ola llamada fulanilla.
Precioso, me ha encantado.