La red primitiva.
Dicen que la cabra tira al monte, y yo estoy empezando a pensar que tengo algo de cabra pues me pasa como a ella, siempre acabo en el monte. Me encanta andar por los caminos de herradura de la sierra; en tiempos muy transitados, algunos casi perdidos y cubiertos de tanta vegetación, que a veces tengo la impresión de ir caminando por la selva. Hay tramos que conservan el empedrado que seguramente tendrían muchos de ellos en su origen. Mientras los recorro no dejo de pensar, que esta red de caminos es el origen de las redes de comunicación actuales, pues por ella fluían personas, ideas y cosas. A menudo pasan por delante de las casas de los campos, y no por casualidad. Me contaron que ello se debía, a que antiguamente cuando algún vecino iba al pueblo, era muy corriente preguntar a los demás si necesitaban algo. Me imagino que algunos enviaron cartas a las madres o las novias, otros pidieron pescado «fresco» o pan tierno… Eran costumbres muy necesarias las de apoyarse y confiar unos en los otros, pues entonces lo corriente era ir al pueblo cada mes o cada dos meses en bestias. Para tener noticias del pueblo más frecuentemente, y recibir productos frescos, surgió en la red de caminos esta especie de empresa de mensajería gratis; hoy por ti mañana por mi. Donde unas veces prestaban el servicio y otras lo recibían.
Por otro lado no dejo de pensar; en que nuestra actual forma de comunicarnos y relacionarnos en la distancia, utilizamos cada vez menos la materia. Del tangible camino empedrado y las bestia, que ya usaban los romanos, hemos pasado, en muy poco tiempo, al móvil y las etéreas ondas ¿qué será lo próximo?
Y así, pensando y casi sin darnos cuenta, siempre acabamos en lo más alto.
A pesar de que el día era tormentoso y gris, como corresponde a las fechas, las vistas eran preciosas, solo por ellas merece el esfuerzo de subir; tengo que decir que en muchas ocasiones es considerable, pero se hace muy bien, pues por el camino no dejas de ver y oír cosas tan asombrosas e interesantes que hacen que no notes el cansancio. Si además te gusta la fotografía, la naturaleza es perfecta para practicar esta afición. Ella te ofrece la posibilidad de hacer infinitas y preciosas fotografías de paisajes como estas y seguramente mejores.