-Me duele mucho aquí.
-Pues ponte allí.
Le dijo a la rana la mariposa feliz.
Y siguiendo el buen consejo,
la rana de un salto se plantó muy lejos.
-Ya estoy allí,
he cambiado de lugar,
y sigue doliendo igual.
Otra vez me equivoqué.
Aquí tampoco es donde deja de doler.
-No me supe explicar,
o no me entendiste tú,
no debes mover tu casa
tienes que mover tu luz
-¿Mi luz?
-Tu casa está muy oscura,
apagada y fría está,
no cambiaras nunca nada
cambiándola de lugar.
Veo tu luz muy despistada.
Perdida tú luz está,
iluminando trocitos,
vagando de aquí para allá.
Mueve tu luz, tráela a casa,
ponla en tu cuerpo, ese es su lugar,
en lugar de ver un poquito
veras la totalidad,
te sentirás muy segura
y veras con claridad.
Desde tu casa caliente,
desde tu iluminado hogar,
nunca más sentirás miedo
ni tampoco sufrirás.
La rana siguió el consejo
y pronto su casa comenzó a brillar
Se la veía desde lejos
reír saltar y brincar.