La olita que creía mandar en el mar Era una ola que se creía que su rumbo decidía, y a su antojo se movía. Ahora por aquí, luego por allá. —Gira a la izquierda... no me gusta este lugar. ¡Yo controlo y nadie más! Y si su voluntad no se hacía, lloraba y se enfurecía: —Otra vez me equivoqué... ¿Por qué nada me sale bien? Tampoco estaba contenta con las cosas que pasaban. Y como creía que ella era la que mandaba, se culpaba y se culpaba: —No debí meterme aquí. ¡Tengo que salir... salir! El mar se compadeció al ver tanto sufrimiento. —Pero, olita, ¿por qué sufres, si tu voluntad no existe? Tú no puedes decidir si te quedas o te vas. Es siempre mi voluntad. ¡Imagínate qué lío sería! Millones de olas sueltas, sin medida ni armonía. Confía, descansa. Todo está bien. No hagas caso a tu cabeza. Ella, aunque parezca lista, no ve la totalidad. Y todo lo que te cuenta está incompleto y no es real. Yo sé lo que te conviene. Créeme, y te daré la paz. Eres libre de elegir si crees lo que te digo o no. Esa es tu decisión. Del rumbo me ocupo yo. Siempre me tienes aquí. Deja ya de pelear. Aprende a flotar en mí. Pronto... no tardes más.
Pegado a ti

La hormiguita preocupada
algo quería encontrar
buscaba por los cajones
y rincones de su hogar.
-¿Dónde estará ese vestido?
¡Lo necesito encontrar!
¿Dónde lo pude dejar?
-No lo pudiste perder.
Le decía su mama
–¿Estará metido aquí?
O quizás en el desván.
Quizás lo perdí en la calle,
o en cualquier otro lugar
-Tú no has pedido nada
en ningún otro lugar.
Le repetía insistente
su mama desde el sofá.
-Puedes ayudarme un poco
en lugar de murmurar.
Ve vaciando estos cajones,
yo mirare por acá
-Puedes vaciar cuanto quieras
y mirar y remirar,
no encontraras nunca nada
si buscas donde no está.
Para un momento y escucha
solo tienes que retirar
las túnicas que llevas puesta
Y te sorprenderás.
Cuando no le quedo a la hormiga
Ni un sitio donde buscar
Hizo caso de su madre
y sus túnicas empezó a sacar
debajo de la última túnica
algo empezó a brillar
era su traje buscado
allí estaba en su lugar
-Ahora comprendo madre
¿Cómo lo iba a encontrar?
si nunca lo había perdido
sí estaba siempre conmigo
no se movió de mi lado
siempre estuvo a mi pegado
¿Cómo lo pude olvidar?
Agradecer.

El pequeño saltamontes
no se encontraba muy bien
en el colegio los otros
no querían jugar con él.
El recreo lo pasaba
viendo a los demás jugar
y aunque a veces lo intentaba
no contaban con él jamás.
Dando muy tristes saltitos
llegaba solo a su casa
su madre muy preocupada
le preguntaba ¿Qué te pasa?
¡Eso me pregunto yo!
¿Por qué no cuentan conmigo?
parece que no existiera,
nadie quiere ser mi amigo.
El saltamontes de un salto
se metía en su habitación
y allí pasaba la tarde
lamentando su situación.
De repente y sin aviso
algo mágico sucedió,
el sillón donde estaba sentado
tímidamente le habló.
-Hola amigo estoy aquí
¿Estas cómodo en mi cojín?
El saltamontes asustado
no sabía que decir,
con los ojos como platos
miró a su alrededor
y todos le estaba mirando
desde la alfombra al colchón.
Estaban muy extrañados
y decían sin decir:
¿Por qué no nos haces caso?
¿Somos poco para ti?
Él los fue mirando a todos
y sorprendido respondió
-Perdón por no valoraros,
no era esa mi intención.
Hablo con cada uno de ellos
y a todos agradeció.
A la flor de la maceta
le alabo su buen olor,
a la ropa por su abrigo,
por su luz a la bombilla,
por ser útiles y cómodas
a la mesa y la silla.
Al sentirse agradecido
la tristeza se marchó.
–En este mismo momento
No hay espacio para dos.
Mirando de un lado a otro,
mil gracias a todo dio
-¿Por qué no lo he visto antes?
gritaba de la emoción.
Gracias por estar aquí,
por el aire al respirar,
por mi madre que antes triste
al sentir que la apreciaba
estoy oyendo cantar.
Quédate un poquito más

Pareces muy divertida
con tantas cosas que hacer
¿Dónde vas siempre deprisa?
Para un rato, siéntate.
Pareces muy divertida,
pero me parece a mí,
que lo que a ti te sucede
es que no paras huir.
No te gusta estar contigo,
te asusta la soledad
¡es todo tan aburrido!
dentro de ti duele estar.
Cierra los ojos un rato
por favor aquiétate
en tu casa pasan cosas
nunca te paras a ver,
date un paseo por tu cuerpo
de la cabeza a los pies
¿Dónde duele?
¿Hay un nudo que debamos deshacer?
¿Es la boca del estómago?
¿O es el mismo corazón?
¿Notas que estas agitada?
¿O sientes mucha presión?
No te vayas, quédate
siente tu respiración.
¿Qué dicen los pensamientos?
Párate y escúchalos.
Que si has sido rechazada
que si alguien te abandono
que si te sientes muy triste
que si tu suerte voló…
No te puedes ir ahora
ya sé que quieres salir
es tu herida la que habla
y no la quieres oír.
Lo poco que te valoran
que nadie te tiene en cuenta
que no sirves para nada
y mil cosas que te cuenta.
No te abandones más veces.
Quédate, no corras más.
Sé valiente no te vayas,
quédate un poquito más,
las heridas sanan solas
cuando te pones amor,
el amor lo cura todo
eso te lo digo yo.
Nada falta

Nada falta
Doña Urraca fue al doctor
a contarle su dolor
-No tengo lo suficiente
Todo me sale peor…
Cuando acabó de quejarse
y de contar su versión
el doctor se quitó los lentes
y tranquilo contestó.
-Quizás no te falte nada
Mirando entre lo que tienes
más bien debes deshacerte
de lo que no te conviene
–A mí no me sobra nada
¿Es que acaso no lo ves?
Tengo mucha mala suerte
Y nada me sale bien
Si quieres ver mejoría
Deshazte sin más tardar
De estas cuatro cositas
Que te voy a enumerar
Te sobra tu egocentrismo
Querer tener la razón
Y no saber aceptar
Las cosas tal como son
Te sobra mil distracciones
Y placeres que te das
en donde gastas el tiempo
que le debes dedicar
a buscar tranquilidad
a estar contigo en silencio
a quererte como eres
con todos tus puntos negros.
Haz cosas que te mejoren
Y que no te perjudique
Esas ya las sabes tú
No hace falta que lo explique.
el camino
Una hormiga aventurera
de su hormiguero partió
y entre cientos de caminos
confundida se perdió.
Al principio parecía
que lejos estaba bien,
todo era divertido
y asombroso a la vez,
pero pronto se dio cuenta
de que quería volver.
Su corazón estaba triste
y no sabía porqué.
Transitó veredas cortas,
autopistas de placer,
trato de atrochar a veces
y nunca le salió bien.
Estando un poco cansada
a punto de desistir,
ante un nuevo camino
su corazón dijo SÍ,
respingó como un cordero
su tristeza vio partir.
No me importa la distancia
ni lo que tarde en llegar
ni las cuestas ni revueltas
que tenga que soportar.
Sé que estoy en el camino
Esa es mi tranquilidad.

Buscando
Una semilla de árbol
en una gran urbe cayó,
encima de un rascacielos
con una buena visión,
y después de mirar mucho
una cosa le extrañó,
y le preguntó a una nube
que soltaba un chaparrón
-¿Qué les pasa a los humanos?
todos corren sin parar
usan artilugios varios
para volar y rodar,
van de un lado para otro
no para de trajinar.
Los que caminan por calles,
van corriendo sin mirar.
Entran, salen van deprisa
mueven cosas de lugar.
-Están buscando algo
que perdieron a la par
-¿Y qué es eso que rebuscan
y no pueden encontrar?
-Algo que es infinito
y no se puede gastar
unos le llaman amor,
y otros felicidad.
-Pero… ¿si buscan lo mismo
por qué no paran de pelear?
Están tirándose bombas
y discuten sin parar,
son raros estos humanos
locos parecen estar.
-¿Quieres oír que les pasa?
Es una cosa tan simple
que hasta risa a mí me da,
ellos buscan y buscan
se afanan sin descansar
el problema es que lo hacen
en el lugar donde no está.
Espacio infinito.
Tu cuerpo es como una puerta
por la puedes pasar
al espacio mágico e infinito
que eres en realidad,
Por el trocito de espacio,
que ocupa tu cuerpo en él
puedes sentirlo en tus manos,
puedes sentirlo tus pies.
Tu cuerpo se desdibuja
ahora eres el tapiz,
eres espacio infinito
sin contornos, estás aquí.
Tu cuerpo desaparece,
se disuelve, ya no esta,
se ahogan los pensamientos
hay silencio y mucha paz.
Atravesando tu cuerpo
llegas derechito a ti
el espacio luminoso
la nada, el vacío sin fin.
Nada en la nada
un ratito mas,
siéntete infinito
eres pura libertad.

Poema a mi voz.
-Ya sé que me quieres mucho
pero te voy a dejar,
no me gustan tus consejos,
no me dan tranquilidad.
Nunca me aclaraste nada,
solo sabes opinar,
lo que dices que está bien
mañana ya no lo está.
Siempre me sacas de aquí,
del ahora, de mi hogar.
Hace mucho que no atiendo
a quien me viene a visitar
-Yo sé cómo distraerte
conmigo puedes escapar
de todos esos pesados
que no te dejan en paz.
-No quiero seguir huyendo
ya no quiero correr más
abrazare lo que venga,
no escaparé nunca más.
-Y cuando te pongas triste
¿Cómo te consolarás?
-Hablaré con la tristeza
y le daré su lugar
-Y si viene la impaciencia
¿Cómo la vas a tratar?
-Que gusto verte mi amiga
Siéntate en este sofá
-¿Y cuando llegue aburrido?
Dime lo que vas a hacer.
-Pues me sentare a mirarlo
y tomaremos un té.
-Y a nuestra querida envidia
¿Qué le vas a decir tú?
-Quédate a cenar conmigo
cocinaré un buen cuscú.
-¿Y que va a pasar conmigo,
no me dejaras pasar?
Siempre me has necesitado.
No me puedes repudiar.
-Tú también tienes tu sitio.
te usare todos los días,
pero de ahora en adelante,
no creeré lo que me digas.
Puedes seguir opinando,
de todo cuanto acontece,
y yo lo negare siempre
por mucho que lo argumentes.
.

La luz

-Me duele mucho aquí.
-Pues ponte allí.
Le dijo a la rana la mariposa feliz.
Y siguiendo el buen consejo,
la rana de un salto se plantó muy lejos.
-Ya estoy allí
he cambiado de lugar,
y sigue doliendo igual.
¡Otra vez me equivoqué!
Aquí tampoco es
donde por fin se está bien.
-Yo no me supe explicar,
o no me entendiste tú,
no hay que mover tu casa,
tienes que mover tu luz
-¿Mi luz?
-Tu casa está muy oscura,
apagada y fría está,
no cambiaras nunca nada
llevándola a otro lugar.
Tu luz está despistada.
Perdida tú luz está,
buscando en otros lugares
vagando de aquí para allá.
Mueve tu luz, tráela a casa,
deja de distraerte y vagar,
ilumina tu presente
aquí es donde debe estar
desde tu casa caliente,
desde tu iluminado hogar
nunca más sentirás miedo
y veras con claridad.
La rana siguió el consejo.
Su casa comenzó a brillar
Se la veía desde lejos
rezumando bienestar.
El secreto
En el huerto había un olivo
que daba gusto mirarlo
entre todos destacaba
por su luz y por su encanto
mientras otros protestaban
por las cosas que ocurrían
él nunca decía nada
y a todo le sonreía
la abundancia de sus frutos
era cosa peculiar
Sus buenas y grandes cosechas
nadie lograba igualar.
Sus aceitunas eran siempre
las más sabrosas del huerto
y todos se preguntaban
como lograba hacer eso
una pócima secreta
un conjuro milagroso
murmuraban entre ellos
todos un poco celosos
un día muy soleado
lleno de murmuraciones
los convoco a todos ellos
para dar explicaciones.
El secreto que yo tengo
es el saber aceptar
y no perder energía
en lo que no puedo cambiar.
Haga lo que haga lo atiendo
como lo más importante
para mi es lo primero
y lo más interesante.
Nunca abandono mi puesto
el presente es mi lugar
tengo mucha disciplina
para reír y gozar.
Toda mi energía la uso
en estar siempre contento
no quiero tener razón
ni ser más guapo y esbelto.
No me distraigo con quejas
y de discutir ni hablar
tampoco pierdo energía
en presumir o llorar.
Siento la energía en mí
me sumerjo en mi interior
y me fundo con la vida,
con el todo, soy amor.
Solo ese es mi secreto
todos lo podéis hacer
además de resultados
os encontrareis muy bien.
Y después de este discurso
para todos quedo claro
que el único y gran secreto
es no estar en otro lado.